Porque todo lo que un bebé / niño experimenta es lo peor / lo mejor que ha experimentado en su vida.
Un bebé que se mancha los pañales es lo más incómodo que se haya sentido, no puede imaginar nada peor. Un adulto, por otro lado, ha experimentado años de alegría, tristeza, dolor, ira, depresión, euforia, miedo. Él usa estas experiencias para poner las cosas en perspectiva. Si se pinchara el dedo, diría “Meh, he tenido peores”.