Oh si ! La gente lo hace … intencionalmente también.
Desde la escuela hasta el lugar de trabajo, siempre me odiaban y me ridiculizaban no solo por no ser un cerebro afilado sino también por ser feo.
Durante mucho tiempo en mi vida, tuve una baja autoestima y nunca tuve confianza en mí mismo debido al rechazo social en torno a mi apariencia.
Era incluso más irónico que admirara a las mismas personas por su buena apariencia e inteligencia.
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Mientras trabajaba en el Reino Unido, un gerente recogió casualmente mi tarjeta de identificación de empleado y comentó: “Mire al hombre más feo del edificio”. Le respondí entonces que “fui contratado para mi cerebro y no creía que la compañía fuera una agencia de modelos”.
Luego vino un punto que me dije a mí mismo: “No voy a seguir con esto”.
Le digo al mundo, mi apariencia no definirá quién soy. Elijo comenzar donde puedo trabajar entre bastidores y no tengo que interactuar mucho con las personas.
Creo que mi trabajo hablará por mí y no por mi apariencia.