No importa cómo la gente interprete el gran debate “corazón contra cerebro”, el hecho es que pensamos con nuestros cerebros y permitimos que el estado emocional de nuestro corazón a veces (algunos más que otros) interfiera o dicte cómo funciona nuestro cerebro.
Si se encuentra en un estado mental “emocional” frágil, mi recomendación es no tomar ninguna decisión definitiva hasta que pueda entender y comprender claramente la razón de ser de su (s) resolución (es). Lo que significa, comprenda por completo los pros y los contras de darle una patada a la acera en lugar de permitirles regresar, como ejemplo. O permitir que su cónyuge infiel vuelva a su vida, sabiendo la posibilidad de que pueda hacerlo una y otra vez. Toma la decisión con tu cabeza, no con tu corazón.