La confianza es una cosa difícil. Comienza como una opción, pero cuando se rompe, puede ser tan difícil regresar.
Cuando mi hijo tenía alrededor de 10 años, comenzó a adquirir el hábito de mentirnos y, a veces, a los maestros para salir de las cosas. Incluso lo hizo cuando las consecuencias de la verdad hubieran sido mínimas o cuando estaba seguro de que lo atraparían. Tratamos de explicarle que si hiciera esto por mucho tiempo, no podríamos confiar en su versión de los hechos y que eventualmente sucedería algo y sufriría consecuencias por algo que no hizo, porque realmente no podríamos creerle. No importa cuánto quisiéramos. Habría duda durante mucho tiempo.
Así que creo que la confianza viene de la mente, pero tiene que ganarse, al igual que el respeto. Puedes intentar “falsificarlo” para las personas que amas, pero tu mente tendrá dudas, incluso si eliges darles la oportunidad de volver a romper tu confianza.