La intimidad genuina depende del conocimiento total de cada uno. Cada mentira, cada engaño, cada verdad que no se pronuncia es una barrera para la intimidad y una amenaza para la relación.
Sin embargo, es posible que ambas partes acuerden que hay cosas sobre el pasado de cada una que están contentas con asumir, sin escuchar los detalles. Esto, también, debe hacerse abiertamente. Tienen que acordar no sondear o requerir confesiones.
Hay una razón muy importante para esto: si uno o ambos compañeros ocultan algo importante del otro, él o ella nunca sabrá, con seguridad, si él o ella es verdaderamente aceptado por el otro.
Por ejemplo, digamos que el secreto de un hombre es que engañó a su primera esposa. Si él le oculta esto a su segunda esposa, nunca sabrá si ella lo amaría incluso sabiendo la verdad.
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Según mi experiencia, la honestidad total tiene un efecto notable. Si su cónyuge lo acepta y lo ama a la vez que sabe todo lo importante acerca de usted, demuestra, como ninguna otra cosa, que usted es verdaderamente digno del amor de alguien, a pesar de sus temores más profundos y privados.
Y si esto es mutuo, el amor compartido, creo, es el vínculo más fuerte del que son capaces dos personas.