Una de mis formas favoritas de comprobar si algo es simple intuición en lugar de un desencadenante es imaginar ignorar los consejos que mi cuerpo está levantando y luego seguirlo.
La intuición tiende a permanecer consistente con la misma sensación simple de advertencia contra seguridad, como el contraste entre dos colores. Es estable y generalmente tranquilo incluso cuando sugiere que hay peligro. Si cree en su consejo y se mueve con cautela, su sistema nervioso se relajará y podrá continuar su día sin problemas. Si lo ignora, continuará sintiendo la advertencia hasta que surja el problema real, pero por lo general no aumentará ni se intensificará a menos que vea señales de advertencia adicionales.
La intuición es bastante fácil de ignorar.
Los disparadores, por otro lado, tienden a escalar sin importar lo que hagas. Créalos? Genial. Estás siendo seguro ahora, ¿verdad? Pero, de alguna manera, no afirman tu aceptación y solo derraman adrenalina. Incluso puede que te encuentres a ti mismo “teniendo cuidado” de maneras que realmente crean el problema que temes. No solo eso, sino que tienden a enfocar sus ojos solo en el sentimiento real, excluyendo el patrón o evento que lo está causando.
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Intenta ignorar el sentimiento? Claro, eso suena bien. Solo con los factores desencadenantes todavía está atascado con escenarios imaginarios amenazadores de cómo las cosas pueden salir mal si se repiten. Puede sentirse más agresivo, defensivo o resignado de lo habitual. Su cuerpo se niega a relajarse, por lo que en realidad no obtiene un descanso incluso cuando está evitando activamente el problema.
Los disparadores son virtualmente imposibles de ignorar simplemente.
A veces, tanto los disparadores como la intuición están en acción al mismo tiempo.
Los desencadenantes son como moretones o quemaduras que reaccionan incluso con un toque suave como si te hubieran golpeado. Las lesiones sensibilizan sus nervios emocionales incluso en entornos normalmente saludables que no activan las advertencias si aún no estuviera lesionado.
La intuición es como una señal de advertencia instalada en un vestíbulo. “Suelo mojado”. Esa advertencia no está causando dolor literal en el momento, por lo que es fácil ignorarlo y terminar deslizándonos o escuchando y caminando con cautela.
En general, los desencadenantes de los destellos, reducen su capacidad para procesar información de manera lógica y continúan reaccionando incluso cuando se toman las precauciones adecuadas; la intuición permanece constante y le permite tomar precauciones de manera racional y tranquila.