En la vida corporativa: los configura para fallar. Empuja a los mentirosos en una esquina, haz que caven el agujero en el suelo cada vez más profundo. Cuando llega la próxima gran reunión, hace preguntas que sabe que no pueden responder. Entonces prepárate y ve por el “no creo que sepas de lo que estás hablando”.
Esta fue una lección de vida que aprendí de mi antiguo jefe en una gran empresa de Estados Unidos cuando trabajábamos en un sitio de un cliente en Venecia, Italia. Me dijo que si dejaba que los mentirosos corporativos manejaran mi vida, no llegaría a ningún lado. Buscar y destruir. Curiosamente, era francés.
Años después, sigue siendo mi amigo. Seguí adelante, pero he mantenido su consejo cerca. Cada vez que un mentiroso está conduciendo un proyecto en el trabajo, es necesario detenerlo.
En la vida personal: ignóralos. No valen su tiempo y esfuerzo.