No generalicemos esto. Algunas personas prefieren el dinero sobre el amor. Eso es porque, si bien el dinero no nos puede comprar la felicidad, puede comprarnos muchas cosas que nos dan la felicidad. Otra razón es la tangibilidad, por tonta que suene.
Podemos confiar en el dinero de una manera que no podemos confiar en nuestras propias emociones. Porque mientras que el amor es profundo, el dinero es visible y donde hay pruebas, generalmente hay más ponderación.