Las emociones son las que hacen humano. Sin ellos, probablemente nos extinguiríamos o nos limitaríamos a grupos pequeños que buscaban comida. Nuestra capacidad de sentir, y lo más importante, sentir por los demás, es lo que nos ha permitido trabajar juntos para dominar nuestro entorno. Nos ayuda a crear obras de arte sublimes y puentes y ascensores extremadamente seguros. Sin emociones, no somos nada.
Donde va mal es cuando no podemos comunicar nuestros sentimientos de una manera saludable. Si tenemos malos patrones en la infancia, como la supresión de la ira o la tristeza, se necesitan años para restablecer la confianza y formar relaciones sanas. Las emociones no tienen la culpa, sino la forma en que se nos enseña a manejarlas.
Cada vez más, vivimos en un mundo frío y racional, especialmente en el lugar de trabajo. Nos está causando mucho estrés y se pierden innumerables horas de productividad debido a una mala gestión emocional. La tendencia en el lugar de trabajo es utilizar la atención plena como una manera de reducir el estrés y aumentar la productividad, pero es el enfoque equivocado. Las empresas deben fomentar primero un sentimiento de seguridad, respeto, dignidad y comunidad. Si tomaron en cuenta nuestras emociones en lugar de la productividad pura, entonces la cortina de humo no será necesaria.
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