Absolutamente no.
Abraham Lincoln, considerado el hombre más bonito de la historia, era en realidad un gran agujero. Él creía cosas realmente buenas, pero estaba dispuesto a ir a extremos para lograr esas cosas. Con frecuencia, la razón por la cual las personas motivadas son presas es que sus metas las consumen mucho más que sus deseos de ser apreciados y aceptados. Eso no significa necesariamente que no pueda lograr un equilibrio, o que ser mezquino en sí mismo garantizará cierto éxito, pero si ser amable es todo lo que tiene que ofrecer, eso no vale mucho para nadie.