Usted establece límites. Parece que te has metido en una rutina y te sientes incómodo con la expectativa de que tienes que hablar todos los días. Puedes destetar las conversaciones estableciendo un límite de tiempo. Diga: “Sólo tengo tiempo para hablar durante cinco minutos hoy”. Luego, otra vez, diga: “No tendré tiempo para hablar mañana. Tengo algunas cosas que poner al día. ¿Podemos hablar en dos días?
Si te sientes como un felpudo, debes defenderte.