La relación entre los cuentos de hadas y el comportamiento humano es algo así como ‘gallina y huevo’. (Por cierto, el huevo que vino primero.)
La mayoría de los cuentos de hadas se reunieron a partir de historias orales que existieron durante siglos. Los investigadores sugieren que las raíces de algunas historias han existido durante miles de años.
Aceptando este hecho, se debe concluir que los humanos han necesitado historias con finales felices durante mucho tiempo. (Como han señalado otros, los finales no siempre son felices en los cuentos de hadas originales, pero muchos lo son).
Entonces, ¿por qué creamos, repetimos y consumimos historias con finales felices? Lo hacemos porque crea escapismo, un impulso psicológico de nuestras vidas mortales. Cuanto mayor sea la proporción de finales felices, más tendrías que concluir que las personas no son felices.
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Sin embargo, esta pregunta toca otro punto. Hay una tendencia en los últimos dos siglos hacia una proporción creciente de finales felices en los cuentos populares. Esto ha coincidido con el aumento de la alfabetización, la esperanza de vida, la industrialización, la urbanización y la comunicación masiva.
Durante sus vidas, los hermanos Grimm tomaron parte de la oscuridad de los cuentos que habían recopilado. Hicieron esto porque los lectores consideraron que algunos de los contenidos folclóricos originales eran demasiado inquietantes. Este proceso se ve claramente al estudiar las diferentes ediciones de sus obras.
Jump to Disney y la selección de las historias que retrata esta organización y su tratamiento de las mismas, demuestra hasta dónde ha llegado este proceso. Disney vende hermosas princesas, príncipes guapos y finales felices.
No culpo a estos cuentos de hadas de sacarina por visiones del mundo inexactas. Culpo a la seguridad fisiológica y social. Somos demasiado cómodos y seguros para buscar narraciones inquietantes.
Este no fue el caso cuando los cuentos de hadas fueron creados por narradores orales. Muchos cuentos de hadas, por ejemplo, exploran el hambre. Y representan una respuesta oscura a la inanición, el canibalismo, incluso el canibalismo infanticida. Cuando los tiempos son difíciles, contamos y consumimos cuentos oscuros que nos ayudan a enfrentar el sufrimiento. Cuando los tiempos son fáciles, consumimos tonterías suaves que siguen arcos narrativos predecibles.
No podemos culpar a los cuentos de hadas o las películas de Hollywood por nuestras ideas falsas preconcebidas. Solo podemos culparnos a nosotros mismos por no buscar historias más desafiantes.