Mirar a otra persona directamente nos hace experimentar diferentes emociones y sentimientos.
A veces, nos sentimos intimidados.
A veces, es una sensación de calma y alivio.
A veces, la ira aparece de la nada!
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A veces, se produce un sentimiento más maravilloso.
Esa mirada penetrante que tiene un chico en la escuela secundaria, o esa mirada sin alma sobre el otro chico en el trabajo, mirándolos, especialmente con el contacto visual, resalta nuestras emociones.
Dicen que los ojos son la ventana al alma, y posiblemente lo que estamos viendo es lo que está sacando esa sensación.
O tal vez, es solo un reflejo de nuestra alma. Y cómo somos se muestra hacia la otra persona.