“Las mujeres aman a los niños como los hombres aman a las mujeres”.
La insensatez de la naturaleza del hombre radica en la creencia de que la lealtad esencial al instinto maternal de la mujer estará disponible dentro de un contexto romántico. Él cree bastante tontamente que, como su madre lo amaba, la novia idealizada podía. Él ve cómo las mujeres aman a sus hijos, y al hacer tal observación concluye que las mujeres son capaces de un gran amor. Esto es cierto, lo son. Sólo tristemente, este gran amor es un amor reservado únicamente para los niños, no se extiende al hombre. Como tal, el hombre tiene una idealización del amor de la mujer, no una realización.
Las mujeres son más emotivas pero están en estos asuntos, muy pragmáticas. Los hombres son los idealistas aquí.
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