Primero necesitas entender tus propias emociones. El trabajo con espejos es útil ya que exhibimos grandes cantidades de emoción a través de nuestras expresiones faciales. Lo mejor que puedes hacer es conjurar pensamientos que ilícen una experiencia fisiológica real, sentir la emoción mientras observas tus garrapatas o respuestas faciales. Si experimentas alegría, puedes sonreír sin control o incluso reír en voz alta, por ejemplo.
Ahora viene la parte divertida. Conviértete en el director y haz ajustes conscientes a tus expresiones faciales. Usa tu expresión facial para ilícita la emoción, en lugar de la emoción que crea la expresión facial. Esto puede ser difícil ya que estos procesos mentales son profundos dentro de nuestra psique. ¡La práctica hace la perfección!
¡Importante! Necesitas aprender a almacenar la emoción sin expresarla. Esto puede ser difícil pero se logra a través de la resistencia mental. Ponte de nuevo frente a ese espejo y usa los pensamientos para las emociones ilícitas. Mantén la cara seria mientras te enojas, sonríe mientras estés triste y así sucesivamente.
Pero una vez que tengas la libertad de expresarte, ¡hazlo y deja que esas emociones fluyan!
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¿Sabías que las culturas asiáticas desprecian los arrebatos emocionales en público? es porque apuntan a mantener la armonía social y familiar y también a evitar la exposición de las debilidades personales. ¿Preguntas cómo funciona eso? Se llaman neuronas espejo y son una característica de nuestro cerebro que nos permite empatizar; siente lo que otros sienten.