Ocurrió en 2011 durante una visita a Barcelona y fue bastante breve.
Acababa de romper con mi novia de entonces y estaba sentada en un banco alrededor del área de Maremagnum, cerca del puerto. Mientras miraba los botes que iban y venían, un hombre de unos cincuenta años se sentó a mi lado.
Lo miré y asentí. Él asintió, sacó su teléfono y comenzó a mirar algunos videos. Allí estábamos, sin decirnos nada como lo haríamos en una situación como esta.
De repente, detuvo su teléfono y me preguntó de dónde era. Méjico. El era de peru Yo 26, él 50 algo.
- Si tomo el almuerzo con mis amigos, pero le pido a una chica que se una a nosotros y pague por su comida, ¿es una cita?
- Cómo saber si alguien disfruta hablando conmigo en línea.
- ¿Pueden llevarse dos ENTPs?
- ¿Cómo reaccionará mi enamoramiento cuando vea que ya no me importa mi apariencia?
- Al solo mirar a un extraño en una imagen, ¿cómo se puede saber toda la vida del extraño?
Estaba yendo y viniendo dentro de mi mente acerca de mi separación y no estaba realmente de humor para charlar al azar con un extraño.
Me enviaron aquí. Mi familia lo hizo. Quieren que encuentre un trabajo para devolverles el dinero.
Me llamó la atención.
Yo, un hombre de unos cincuenta años enviado a buscar un trabajo para mantener a su familia.
Asenti.
Mi sobrino vive aquí, pero no quiere tener nada que ver conmigo. Así que ahora estoy viviendo en un refugio dirigido por sacerdotes. Dos meses aquí y lo odio.
Hubo un silencio. No tenía nada que decir y me sentí completamente avergonzado de que me quejara de mi situación.
Ya sabes, soy cantante. Siempre quise ser. ¿Quieres oír como canto?
Me acerque a el.
Disfruto grabándome, me da paz. La mayoría de las canciones son de otros autores, incluso algunos mexicanos, pero he escrito algunos. Deja que te enseñe.
Y así pasamos unos minutos escuchando sus grabaciones. Parecía tranquilo, pero su rostro era de resignación.
Terminamos de escuchar sus grabaciones.
Tengo hambre, ya sabes. En el refugio solo nos dan el desayuno y una cena ligera.
Tenía un billete de 10 euros en mi bolsillo para mi almuerzo. Sin pensarlo, se lo di y le recomendé que almorzara en un lugar cercano que ofreciera un menú completo por 8 euros.
Me dio las gracias y me separé en otro lugar, realmente no puedo recordar dónde. Dos seres de diferentes ámbitos de la vida compartiendo un instante de sus vidas.
Hasta el día de hoy, me pregunto qué fue de él, un hombre que ingresó a los últimos años de su vida enviado a ganar algo de dinero en uno de los países más afectados después de la crisis financiera de 2008.