Como ya han sugerido otros, el amante ideal es el que te considera parte de sí mismo, cuando siente los deseos de los amados y los satisface perfectamente, incondicionalmente es más importante que cumplir los propios deseos.
Tal “amor verdadero, ideal” está más allá de nuestras capacidades inherentes, ya que por defecto somos incapaces de no hacer todos los cálculos primarios por nuestro propio bien. Por lo tanto, “amor” en nuestro mundo es “amor de peces” como en “Vivo peces porque sabe bien”, es decir, “amo” cuando este amor me da placer.
Por lo tanto, para convertirnos en “amantes ideales”, primero debemos aprender cómo podemos anularnos verdaderamente hacia el amado, sirviendo a ese amado como si nosotros mismos no existiéramos. Por supuesto, esto solo funciona mutuamente cuando el amado se relaciona con nosotros de la misma manera.
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