Un buen consejo aquí. Me gustaría subrayar algunos puntos:
1. Escuchar es una virtud. A la gente le encanta que la escuchen, así que cuando te “callas”, se percibe que escuchas, sin duda. Si se sabe que escuchas, entonces otros buscarán tu opinión. Por cierto, escuchar es un arte.
2. Me pregunto si estás “siempre hablando”, si eres percibido como hiperactivo. Mi hijo y mi último supervisor fueron etiquetados como hiper-rebotando en las paredes, siempre cambiando de tema, fácilmente aburridos y fácilmente aburridos para sus audiencias. Como entrenador de presentación, trabajé con mi jefe para estar más tranquilo respirando para que los superiores lo escucharan. Así que toma conciencia de tu propia tendencia al “síndrome del objeto brillante”.
3. Otro tema para la autoconciencia. ¿Ves el mundo girando a tu alrededor y debes ser el centro de todo? Si es así, encontrarás muchos que no prestan atención. Todos necesitamos expandir nuestros universos para abarcar a los que nos rodean. Necesitamos ser empáticos y comprender tanto sus problemas como los nuestros. Por lo tanto, se puede generar una conversación saludable: con eso viene la atención que parece desear.
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4. Finalmente, la sensación de seguridad. Estar bien contigo mismo, confiar en quién eres y en lo que representas ayudará en gran medida a aliviar tu necesidad de dicha atención. La madurez y la confianza son objetivos para muchos de nosotros en este mundo repleto de gorjeos y gorjeos.