Porque “la reclusión es el precio de la grandeza” como lo dijo Yogananda. Esta es una maravillosa oportunidad para descubrirte a ti mismo. Muchas grandes personas de renombre en el mundo han hecho inventos importantes, han escrito novelas maravillosas, literaturas, han comprendido los complejos problemas de la soledad. Disfrutas estar solo tanto como es el mejor regalo que uno puede darse a sí mismo.
En soledad, aprenderán que decir ‘No’ no siempre muestra falta de generosidad y que decir ‘Sí’ no siempre es una virtud.
Y aquellos que están solos en este momento, nunca deben asustarse con las palabras del diablo: ‘Estás perdiendo el tiempo’.
O por las palabras aún más potentes del demonio principal: ‘A nadie le importas’.La Energía Divina nos escucha cuando hablamos con otras personas, pero también cuando estamos quietos y en silencio y somos capaces de aceptar la soledad como una bendición.
Y en ese momento, su luz ilumina todo lo que nos rodea y nos ayuda a ver que somos necesarios, y que nuestra presencia en la Tierra hace una gran diferencia en su trabajo.
Lectura de 30 segundos: En soledad.
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La soledad no es la ausencia de compañía, sino el momento en que nuestra alma es libre de hablarnos y ayudarnos a decidir qué hacer con nuestra vida.
Por lo tanto, bienaventurados los que no temen a la soledad, que no temen a su propia compañía, que no siempre buscan desesperadamente algo que hacer, algo con lo que divertirse, algo que juzgar.Si nunca estás solo, no puedes conocerte a ti mismo.
Y si no te conoces a ti mismo, comenzarás a temer al vacío.
Pero el vacío no existe. Un vasto mundo se esconde en nuestra alma, esperando ser descubierto. Ahí está, con toda su fuerza intacta, pero es tan nueva y tan poderosa que tememos reconocer su existencia.
Así como el Amor es la condición divina, la soledad es la condición humana. Y para aquellos que entienden el milagro de la vida, esos dos estados coexisten pacíficamente.
La soledad no es la ausencia del amor.