Deje de permitir que las personas le digan cómo debe vivir, qué ropa debe usar, con quién debe tener una cita o qué debe comer.
Deja de permitir que la gente drene tu energía. Sepárese de estas personas y no invite a su negatividad a su vida.
Deja de dejar que la gente se burle de tus sueños. Las mentes pequeñas discuten ideas pequeñas. Si quieres soñar en grande, debes rodearte de personas que creen en grandes sueños.
Deja de dejar que la gente te engañe dos veces. Si alguien te convenció de que ha cambiado y no lo crees, no le des una segunda oportunidad. Sólo estarás mintiendo a ti mismo.
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Deja de permitir que la gente identifique tus fallas. No dejes que nadie te menosprecie si no están siendo constructivos. No les des ese poder.
Deja de permitir que la gente te haga sentir desagradable. Eres un trabajo en progreso y algunas personas te aman y abrazan tu desorden. Quédate con esas personas. Son suficientes.
Deja de permitir que la gente se aproveche de tu amabilidad. O exigir todo tu tiempo. Sea un buen amigo, pero siempre sepa cuándo lo están dando por sentado.
Deja de permitir que las personas te etiqueten. Vulnerable. Emocional. Loco. Indeciso. Complicado. A la gente le encantan las etiquetas, pero eso no significa que debas comprarlas. Tira sus etiquetas. Ponte de pie por tu cuenta.
Deja de permitir que las personas tomen más de lo que les corresponde en tu vida. Al final del día, las personas pueden drenarte sin querer o decepcionarte. Busca a los que te edifican. Busca a aquellos con quienes quieras construir tu vida. Esas personas esas personas son las que te merecen.