No es un “peligro” sino un “riesgo”.
Cada vez que ponemos nuestro corazón a los demás, corremos ese riesgo. Y medir los sentimientos de los demás basándose en pequeños gestos puede ser muy arriesgado. Así que lo que tienes que hacer es mirar dentro de ti. Si realmente te conoces a ti mismo, entonces podrás saber si los gestos que ves realmente significan algo o si están siendo coloreados por tus propios deseos.