Una persona espiritual es empática pero no emocional. Una persona emocional busca la simpatía en lugar del conocimiento.
Una persona espiritual acepta la vida tal como es. Él entiende que las dificultades siempre estarán ahí. El desafío más grande es cómo ejercitar el autocontrol. Una persona así hace las paces consigo misma y mira el mundo a través de una perspectiva neutral. Nadie es su enemigo, ni nadie es su amigo. No se desmaya por las expresiones de otros pueblos. Él puede tomar el amor y el insulto de la misma manera y todavía puede sonreír porque para él todo el mundo es un tablero de juego. Crece por encima de ser un juguete y se convierte en observador.
Una persona emocional es todo lo contrario. Está auto absorto y profundamente afectado por las cosas que lo rodean. No ve el panorama general, las acciones de las personas que conducen a resultados y, más bien, sigue tomando acciones sin autocontrol. Carece de empatía y busca la simpatía. Necesita un hombro para llorar, pero nunca busca el camino real para destruir el dolor. Subconscientemente, disfruta del dolor!
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