La nostalgia te trae los mejores y los peores recuerdos de tu vida.
El pensamiento de que ahora no puede disfrutar de la gloria de sus buenos recuerdos a veces puede humedecer sus ojos. Cuando en un hermoso día sentado en un sofá volviendo a ese mundo donde todo se sentía seguro y alegre, una sonrisa aparece en tu cara y alguien que está a tu lado pregunta qué sucedió.
No tienes nada que decir, solo sonríe y no digas NADA. Mucho estaba escondido en esa sonrisa que simplemente no salía de nada.
En cuanto a los malos recuerdos, lo bueno es que acaban de pasar. Todo el mundo tiene una fase oscura en su vida que puede ser de corta duración (si tenemos la suerte). Pensar en eso inflige dolor. Esos tiempos de prueba fueron precarios, pero lo único bueno es que ahora se han ido y de todos modos podemos aprender de esos errores.
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Pero habrá ocasiones en que, al mirar a los demás, te darás cuenta de que has estado allí riéndote o llorando. Y un repentino torrente de recuerdos pasará por cualquiera de los dos estados de ánimo:
✓ Gracias a Dios que pasó; o
✓ Ojalá tuviera la oportunidad de revivirlos.