A veces no avergonzarse es una herramienta realmente útil, a menos que ejerzan su poder para el bien.
No tener vergüenza te libera de muchos contratos sociales y puedes llegar muy lejos de esta manera. Esta persona de la que hablo no soy yo (tengo mucha vergüenza, jajaja), pero es una de mis amigas más cercanas y estoy continuamente impresionada y, a veces, horrorizada ante los chanchullos con los que se salen con la suya.