Golpee dos cuerdas de guitarra de un diámetro diferente con la misma selección y con la misma intensidad y escuchará dos notas diferentes. Como esas dos cuerdas, cada uno de nosotros difiere ligeramente. Un mismo estímulo nos moverá de diferentes maneras, producirá diferentes resultados dependiendo de quiénes somos, dónde hemos estado, qué experimentamos, qué esperamos o deseamos. La percepción es una función de quienes somos.
Nadie está directamente en contacto con una realidad objetiva. Solo lo vislumbramos y hacemos nuestro mejor esfuerzo para investigar a través de la niebla. Al igual que la cuerda de guitarra que vibra en los golpes, pero que no se ve afectada por el color de la selección, solo encontramos la porción de realidad que está disponible a través de nuestros sentidos. Percibimos la impresión de una realidad, no la realidad misma. Vemos colores, no la onda y la naturaleza de las partículas de luz.
Una regla similar se aplica a un nivel más cognitivo. Oímos hablar de la pobreza. Nos puede recordar a un pariente perezoso, a las desigualdades que hemos sufrido o a la injusticia con la que nacieron aquellos con pocos privilegios. Solo vemos lo que sabemos y creemos y omitimos lo que rechazamos o sabemos poco. Estamos engañados por nuestro propio conocimiento, si lo desea.
Adquiera una nueva perspectiva y descubrirá un mundo diferente.
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