Hace mucho tiempo, no estoy muy seguro de cuándo, decidí que, pase lo que pase, sería honesto conmigo mismo. Por brutal, por difícil que sea y, a veces, por agradable que sea el acto. Cuando tomé esa decisión, fue el resultado de la introspección, el amor propio y el amor. En ningún momento de los años transcurridos desde que he yuxtapuesto esta decisión con mi género. Si bien soy muy consciente de mi género en muchos pensamientos e ideas, en este nivel del ser, realmente creo que se vuelve irrelevante.
Desde esta perspectiva, creo que no es el caso de que los hombres sean más honestos consigo mismos que las mujeres. Más bien, realmente creo que muy pocas personas tienen la fuerza y la voluntad, o incluso el deseo, de ser tan honestas. Y de alguna manera no creo que el género tenga un papel en eso.