¿Alguna vez has tratado de arrancar una espina?
Si te ha picado una espina, sabes que duele. El dolor constante que palpita cada vez que tocas el lugar donde estás atrapado. La culpa funciona mucho de la misma manera.
Sólo hay una forma de eliminar una espina. Tienes que apretar la zona afectada. Exprime realmente muy duro y luego retíralo. De la raíz. Y luego aplicar la medicina curativa. Con la culpa tienes que apretar la mente. Piensa, reflexiona. Alcanzar la raíz de ello. Y luego abordar el problema.
Ahora la mejor manera es pedir perdón. Una disculpa tiene tres partes:
- Cuando el mundo termine, ¿te reirás o llorarás?
- ¿Qué debemos hacer cuando nos sentimos solos y no sabemos con quién hablar?
- En su experiencia, ¿qué inspira fascinación y maravilla? ¿Y hay principios para inspirar fascinación y maravilla?
- Siento que tengo algo único que ofrecer al mundo, pero no estoy seguro de qué es o cómo hacerlo. ¿Que puedo hacer?
- ¿Por qué mi hermana menor es tan mala conmigo?
- Lo siento.
- No lo volveré a hacer.
- ¿Qué puedo hacer para hacerlo bien?
Más de las veces, nos olvidamos de la tercera parte. Y esa es la parte donde ocurre la curación. Esa es la parte que realmente ordenará las cosas.
Si hace todo lo anterior y aún no recibe el perdón, tenga en cuenta que a veces tiene que valorar las cosas la primera vez. A veces no tienes segundas oportunidades. En este caso, asegúrese de entender la raíz de su comportamiento, por qué hizo lo que hizo. Y prométete que no lo harás de nuevo!
La culpa es como un charco de fuego. Y la única forma de cruzarlo es nadar a través.