La afirmación de que una persona parcial no puede presentar un argumento racional y honesto es una especie de tautología.
Comience el análisis determinando si realmente está sesgado o no. En términos emocionales, “sesgado” implica injusto; en términos estadísticos, “sesgado” implica resultados que difieren, de manera estadísticamente significativa, de los resultados esperados en base a las propiedades anunciadas del sistema.
Ejemplo 1: No me gusta el café. Puedo decir eso por adelantado, y puedo presentar un argumento completamente racional y honesto en apoyo de mi preferencia. Al hacerlo, no hay sesgo: no ha ocurrido nada injusto, y nada en el resultado contradice las expectativas.
Ejemplo 2: No me gusta el café. Estoy a cargo de comprar bebidas para la oficina y, a pesar de las numerosas solicitudes de café de mis compañeros de trabajo, siempre tengo una excusa para no comprarlas. Hay un sesgo en el trabajo aquí: he hecho algo injusto (tal vez incluso inconscientemente), y los resultados no son lo que uno esperaría de un comprador imparcial de bebidas.
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Otro ejemplo: un dado de seis caras que nunca arroja un siete no está sesgado, pero un par de dados de seis caras que arroja un siete es el 20% del tiempo.