Los niveles hormonales en el cuerpo (aquellos que causan estrés, ansiedad y alegría) dependen de cómo uno percibe una experiencia. Un ejemplo de eso es un estudio alemán al que se hace referencia en el libro de Goleman “trabajando con la Inteligencia Emocional”, en el que a un grupo de estudiantes se les dieron preguntas difíciles de resolver. Los que esperaban tener éxito se desempeñaron mucho mejor, y sus cuerpos mantuvieron un buen suministro de catecolaminas que los mantuvieron comprometidos pero no en modo de emergencia. Aquellos que temían el fracaso se asustaron y la hormona del estrés cortisol se disparó en sus cuerpos.
Otra investigación muestra que cuando alguien está meditando o enfocando, su percepción del dolor tiende a ser menor. No tengo actualmente ese estudio, pero lo estudié en un curso sobre meditación y psicología moderna. Por lo tanto, sentir dolor físico / emocional es subjetivo incluso con la misma persona, dependiendo de la percepción que tengan.