Pienso que un cliente de cada empresa tiene el derecho de ser atendido por las personas que sienten que son las más calificadas para darles el mejor resultado. Así que una mujer puede sentirse más cómoda con otra mujer como estilista, mientras que un hombre puede preferir un peluquero masculino. No veo nada de malo en esto. Pero si un hombre o una mujer prefiere una persona de cierto color, no solo está equivocada, sino que también está en contra de la ley en muchos estados. No se puede discriminar por color.
En lo que respecta a una masajista, eso puede ser un tipo de preferencia personal. Si a alguien le gusta un masaje muy profundo, es posible que prefiera un masajista masculino porque es más fuerte. O bien, pueden preferir una mujer que sea más gentil pero que le dé un masaje más relajante.
Por último, pero ciertamente no menos importante, si el servicio, como un masaje, requiere la eliminación de algunas o todas las prendas de los clientes, es posible que prefieran la masajista del mismo sexo por razones de vanidad. Esas solicitudes deben ser concedidas cuando sea posible.
David Peters
El Instituto de Formación de Servicio al Cliente
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