Compare y contraste la persona que es hoy con la persona que era hace dos o más años. ¿Cuáles son los principales cambios en ti mismo? ¿Qué ha quedado igual?

Mi cuerpo es 1,057,200 minutos más viejo que hace dos años. Mi corazón ha pulsado más de 73,500,000 veces. He bebido al menos 1.500 litros de agua y he comido unos 300 panes. He quemado más de 1,000 litros de gasolina en mi vehículo y he tenido varios miles de sueños. Etcétera. La única alternativa a los cambios constantes e implacables de la vida es la muerte. La “simpatía” no es más que patrones recurrentes que surgen del cambio, pero la recurrencia no significa que uno sea como era.